Yo no los he vivido, pero lo he leído en los libros.
Hubo un tiempo en el que las relaciones laborales se negociaban entre patronal y sindicatos. Sí, sí, es cierto, que lo he leído, lo prometo. No se reunían como ahora, para que los sindicatos pusieran el culo y la patronal... Bueno, ya me entendéis.
Imaginaos un tiempo en el que los sindicatos se partían la cara por conseguir mejoras laborales, muchas de las que disfrutamos hoy en día, y otras tantas que hemos cedido sin pestañear en los últimos años.
Hubo un tiempo en el que el afán de los sindicatos era día tras día luchar por los derechos de los trabajadores ante el capital, y no sentarse en un despacho a calentar el sillón para luego gastarse las subvenciones del estado en mariscadas.
Ahhh, qué tiempos aquellos...
Qué pena por tantos que lucharon y lo dieron todo por nuestro bienestar. Menudo homenaje les están rindiendo aquellos que están en la cúpula de los sindicatos de hoy, que ante los mayores recortes sociales y laborales de la historia de la democracia en este maldito país no tienen ni la decencia de convocar una mísera huelga general. Callados como monjas en cuaresma. Vividores de lo público, apoltronados y cómplices de esta estafa.
Ahhh qué tiempos aquellos...
Scarlett.
Efectivamente. Es cierto todo lo que dices. Te hago unas matizaciones, que aunque seguro ya las conoces... sirven para clarificar.
ResponderEliminar1.- Un sindicato jamás debe ser pagado por el Estado. Esa fue la trampa del Estado a la que accedieron nuestros sindicalistas pasados, por unas mejoras económicas personales. Antes el sindicalista trabajaba y, como referente de grupo, ejercía labor sindical: todos elegimos al representante que es el que se llevará el dinero que mes a mes pagamos los trabajadores.
2.- Falta de valores. El sindicalista de 1920 era una persona luchadora, trabajadora (trabajaba y era sindicalista, no como hoy, que se tiene que liberar de trabajar).
3.- Compromiso de los trabajadores. El sindicalista tuvo que acogerse a la oferta del Estado porque había mucho caradura que no pagaba el sindicato. Así, llegó el momento interesado en que a mí como sindicalista no me merece la pena sacrificar mi tiempo, y el de los míos, si al menos no me voy a beneficiar de algo. Esa vulnerabilidad fue aprovechada por el Estado: ya no será necesario trabajar (en algunos sectores) y tampoco que los trabajadores paguen (ya todo el mundo contento: me van a representar, y lo mejor, GRATIS).
4.- Esta facilidad de "derecho sindical gratis" es lo que conlleva a tiras y aflojas en reformas laborales, donde quien lleva la voz cantante... es quien paga, es decir, el Estado. Dota de cantidades impensables para organizar huelgas sin sentido. Lo que importa: que los obreros vean que el sindicato se mueve, porque si no... pueden rebelarse y formar un SINDICATO.
Conclusión: nadie regala nada. O lo pagamos nosotros, o nos hacemos cuenta de que no tenemos nada.
En fin, estas son mis pequeñas matizaciones.
Muy de acuerdo en todo. Acertadisima matizaciones, o mejor dicho, expansiones al artículo
EliminarEntonces porque el trabajador tiene que cotizar mensualmente, si quieres estar sujeto a la defensa de un sindicato, que pasa nos roba por partida doble
ResponderEliminarEsa cotización es la que al trabajador le permite decir "voy a consultar a mi sindicato". Pero lo que hoy es una cantidad simbólica (a 5 € no llega en el peor de los casos, si no me equivoco), antes era lo que te permitía decjr "esto lo soluciona el sindicato" (35-40€ de cuota, que da para exigir soluciones; 5-10 ptas del tiempo, que era un señor dinero, mi abuelo cobraba 25 ptas a la semana, su casa le costó 1250 ptas, el cine 1 pta, un caramelo 2 reales, un pantalón 1 pta y 3 perras chicas...).
ResponderEliminarLas citizaciones de hoy sirven para eso, consultar; las de antes, exigir, hacer que los sindicalistas cumpliesen con su trabajo, que para eso cobraban.